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ENTRE EL FISCAL Y LOS BORRACHOS

In Editorial
junio 07, 2023

ENRIQUE RAMÍREZ YÁÑEZ

 

A mí, el fiscal Barbosa no me gusta ni cinco. Detesto sus poses teatrales y su protagonismo mediático, que me hacen suponer que está usando la fiscalía como plataforma de lanzamiento de una futura candidatura presidencial. Pero, en fin, es el Fiscal General de la Nación, y en sus manos tiene, durante los pocos meses que le quedan en el cargo, la posibilidad de revelarle al país – con pruebas serias, no con suposiciones – los entresijos de la financiación de la campaña de Petro.

Y algo tan grave como la financiación de la campaña por el gobierno venezolano: la posibilidad de que la elección de Petro haya sido fraudulenta, y el papel que jugó en todo este asunto la empresa española INDRA, contratada a dedo y contra viento y marea para manejar el software de la Registraduría, que otra vez salió a la luz pública, después de las denuncias que hizo hace varios meses, con detalles y contundencia, el presidente Andrés Pastrana. Pero, claro, como era Pastrana, los medios y el poder judicial desestimaron la denuncia, a pesar de que, si algo ha caracterizado a este exmandatario a largo de su vida pública, ha sido la transparencia de sus actuaciones.

Y a todas estas ¿Qué papel habrá jugado en este sainete el excandidato Rodolfo Hernández? ¿Se acuerdan de la manera inesperada y alegre como corrió dulcemente a refugiarse en los brazos de Petro después de perder las elecciones? ¿Le habrá tocado algo de los 15000 milloncitos que consiguió Benedetti?

No sé si Barbosa es consciente de la inmensa responsabilidad que la suerte puso en sus manos: si suelta el micrófono y empuña la vara de la Justicia, pasará a la historia como el hombre que demostró la verdad en el escándalo más grande de la historia de este país, más grave aún que el elefante de Samper, puesto que involucra a un gobierno extranjero y enemigo del pueblo colombiano.

Pero si sigue embelesado con los micrófonos y deja la Vara de la Justicia por ahí, colgada en alguna oficina, no pasará de ser un fantoche que “sin fuerzas de gigante / soñó ser gigante un día…”, soñando con una candidatura presidencial que no se merecía…

Yo le creo a Benedetti. No porque sus denuncias le sirvan a la oposición, sino porque desde niño he sabido que “los borrachos siempre dicen la verdad”.

Y los borrachos, además de sacarse las verdades, también frecuentemente salen de pelea. Como lo recordó en una de sus grandes canciones el gran José Alfredo Jiménez:

“Y borracho y cantinero/ los dos se estaban muriendo/ mariachis y cancioneros/también salieron corriendo/ y así acabaron dos vidas / por un mal entendimiento/” …

Vean ustedes: El viejo José Alfredo también era profeta…

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