
Los padre colombianos se enfrenta a la arremetida globalista que ataca justo a los más pequeños, los que no pueden defenderse
Bogotá, abril de 2025 –
La reconocida activista colombiana Sara Caicedo, una de las voces más firmes contra el avance de la ideología woke en América Latina, concedió una entrevista en la que hace un enérgico llamado de atención sobre el rumbo que está tomando la educación en Colombia, particularmente en Bogotá. Según Caicedo, el país está siendo blanco de una estrategia sistemática que busca imponer valores y principios ajenos a la cultura nacional, disfrazados bajo conceptos como “inclusión”, “progresismo” y “no discriminación”.
Durante su intervención, Caicedo advirtió que la niñez colombiana está siendo víctima directa de una agenda ideológica que promueve ideas como el transgenerismo, el aborto y la deslegitimación de la autoridad parental en el hogar. “Lo que está ocurriendo en Colombia es profundamente alarmante. Se está infiltrando en los colegios, tanto públicos como privados, una narrativa que presenta lo tradicional y lo conservador como anticuado, mientras se posiciona lo woke como lo moderno, lo correcto y lo deseable”, afirmó.
Uno de los focos principales de preocupación para la activista es el uso de Bogotá como ciudad piloto para la implementación de cartillas escolares que —según ella— buscan adoctrinar a los menores bajo la bandera de la diversidad, cuando en realidad contienen contenidos que promueven el transgenerismo desde edades tempranas. “Están disfrazando una clara intromisión ideológica bajo el manto de la no discriminación. Estas cartillas obligan a los maestros a repetir discursos que muchos de ellos no comparten, pero a los que se ven sometidos por presión institucional”, denunció.
Caicedo también hizo un llamado urgente a los padres de familia para que asuman un rol mucho más activo en la protección de sus hijos. “No podemos seguir delegando ciegamente la formación de nuestros hijos en un sistema que ha sido cooptado por una agenda que no busca educar, sino moldear ideológicamente a las futuras generaciones”, dijo. En este sentido, la activista instó a los padres a estar atentos a los contenidos que sus hijos consumen, tanto en el aula como en plataformas de streaming y redes sociales.
Además, recomendó que cualquier anomalía o situación preocupante que los niños compartan en casa sobre lo que aprenden o viven en clase, sea documentada y denunciada. “Dejen constancia por escrito, exijan explicaciones, escalen el reclamo a las instancias necesarias. No se queden callados. Estamos hablando del bienestar emocional, psicológico y moral de los niños, que no pueden defenderse por sí solos”, enfatizó.
Sara Caicedo también extendió su llamado a los docentes, muchos de los cuales —según ha podido constatar— no están de acuerdo con la imposición de este tipo de contenidos. “Es el momento de que los educadores que comparten estas preocupaciones se organicen y alcen la voz. La unión entre docentes y padres puede frenar esta ola ideológica. La educación no puede convertirse en un campo de batalla para experimentos ideológicos”.
Para la activista, este fenómeno no es exclusivo de Colombia, sino que hace parte de una agenda global que ha ido ganando terreno de forma silenciosa, utilizando los medios de comunicación, el entretenimiento y el sistema educativo como herramientas de penetración ideológica. “Estamos siendo bombardeados desde todas las direcciones con mensajes que promueven una visión distorsionada del mundo, que busca desarraigar a los niños de sus valores familiares y su identidad natural”, señaló.
La lucha no es contra el respeto por la diferencia ni contra la dignidad de las personas, sino contra la imposición de una narrativa única que no permite el disenso y que atenta contra los derechos de los padres a educar a sus hijos conforme a sus principios.
Este no es un asunto ideológico, es un asunto moral, humano y urgente. Si no actuamos ahora, pronto será demasiado tarde. Colombia no puede permitir que se imponga una agenda que destruye en vez de construir, que divide en vez de unir, y que desprotege a quienes más necesitan de nosotros: nuestros niños.
Puede ver la entrevista completa aquí:
The Citizen for the World