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ENTRE DELIRIOS Y MENTIRAS

In Editorial
agosto 20, 2024

ENRIQUE RAMÍREZ YÁÑEZ

La semana pasada, en una reunión convocada por Petro con las cabezas de los partidos y movimientos que conforman el Pacto Histórico, para tratar de que se unan en un solo partido, cuyo propósito será ganar las elecciones de 2026 para seguir destruyendo al país (parece que Petro considera que en los dos años que le quedan no va a alcanzar), el mandatario, en una breve frase, dijo dos grandes mentiras históricas e injurió en materia grave al partido Conservador, su escudero en el Gobierno.

(Eso de que la Izquierda, que tiene más precandidatos que votos, se una para integrar un solo partido, es otro sueño cósmico, fruto, quizás, de los “tintos” que se toma el presidente por la mañana. Que la soberbia Claudia se entienda con la Pizarro, quien, con sus mechas pintadas, se cree nuestra segunda Policarpa, con Cepeda, siempre con su cara de palo, con Cristo, quien acaba de debutar imponiendo la Defensora del Pueblo, y se prepara para triturarlos y convertirlos a todos en pastelitos de garbanzo – el rico pasabocas, típico de los cucuteños – con Bolívar, el de las tetas, y otros que se me olvidan, mientras Roy, desde Londres, se prepara para comérselos a todos, es imposible.

A la Izquierda ya le pasó su cuartico de hora. Los petristas tuvieron la oportunidad histórica de hacer un cambio positivo, y la despilfarraron, porque sus dirigentes se dedicaron a enriquecerse.

Parodiando a un escritor que se refería al rey Fernando VII, yo diría que “Petro llegó tarde, cuando la historia ya se había ido, cansada de esperarlo.”)

Pero volvamos a la intervención de Petro ante sus copartidarios la semana pasada. Allí dijo, según el diario “El Tiempo”, que “ los fascistas ganaron las elecciones presidenciales de 1946, porque los liberales se dividieron entre los seguidores de Jorge Eliécer Gaitán y los de Julio César Turbay.”

Veamos:

En primer lugar, en 1946 el doctor Julio César Turbay era apenas un adolescente gordito y bonachón que aprendía a jugar tejo en las canchas del sur de Bogotá, en donde empezaba a tejer la telaraña de amigos y compadres que muchos años después lo llevó hasta la presidencia de la República. El candidato oficial del partido Liberal en esas elecciones fue el doctor Gabriel Turbay, santandereano, de brillante inteligencia, contra quien sus copartidarios del gaitanismo hicieron una de las campañas más sucias en la historia de este país, al grito xenófobo y miserable de “TURCOS NO”, utilizando el ancestro libanés del candidato para impedirle llegar a la presidencia. Después de las elecciones, Turbay, profundamente herido en su dignidad de colombiano y de patriota, se fue a París, solitario y triste, y allí murió.

Segundo, quien ganó las elecciones de 1946 no fue ningún fascista, sino el doctor Mariano Ospina Pérez, el héroe del 9 de abril, una de las figuras más importantes de la historia de Colombia y de la historia del partido Conservador. El fascista era más bien Gaitán, gran admirador de Mussolini, a quien imitaba abiertamente en sus frases inflamadas y sus gestos teatrales en los discursos, que hacían delirar a las turbas ignorantes de la época. Vale aclarar que Gaitán ni siquiera quedó de segundo, porque también perdió frente a Turbay.

Tercero, quedó claro que Petro no sabe qué es Fascismo. Como no sabe quién fue Gabriel Turbay.

A todas estas, es realmente vergonzoso e indignante que el Directorio Nacional Conservador guarde acobardado silencio mientras Petro insulta al partido, y llama “fascistas” a dos de sus más grandes figuras históricas, pues, aunque supongo que los señores del Directorio no lo saben, y de pronto Petro tampoco, el jefe único del Conservatismo en 1946 se llamaba Laureano Gómez.

¿Sabrán en el Directorio quién fue Laureano Gómez?

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