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Lula viaja a España con su polémico plan de paz para Ucrania

In Internacionales
abril 24, 2023

El presidente brasileño, que llega este martes a nuestro país, afirmó este fin de semana en Lisboa que la Unión Europea contribuye a la guerra

 

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, visita este martes una España a la que llega en el nivel de popularidad más bajo de su corta presidencia, asediado por crisis internas, declaraciones polémicas y por, a entender de Estados Unidos, haber reconducido a su país a un alineamiento riesgoso con Rusia y China. Aunque en el pasado Lula ha colocado al español Pedro Sánchez como un referente en reforma laboral, un tema que ambos jefes de gobierno tratarán, este viaje de Lula está marcado por una singular diplomacia y una fallida propuesta de plan de paz para Ucrania que EE.UU. ve como poco más que «propaganda rusa».

Lula se verá con Pedro Sánchez a apenas dos meses de que España ejerza por quinta vez la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Llega a Madrid después de haber afirmado que la propia UE es también responsable de la guerra en Ucrania, que comenzó a principios de 2022 con una invasión rusa y que según los observadores internacionales ya suma 8.500 muertes. Pese a decir que comprende la postura de Europa al ofrecer armas a Ucrania, Lula afirmó este fin de semana en Lisboa que la UE contribuye a la guerra al no hablar de paz. «Si no se habla de paz, se contribuye a la guerra», declaró.

Después, Lula trató de matizar y dijo que no es ambiguo. «Brasil condena a Rusia por invadir el espacio territorial de Ucrania, y punto», dijo. Es una reiteración de lo que su Gobierno votó en la Asamblea de Naciones Unidas el 2 de marzo.

Pero a pesar de esos votos y esas matizaciones, no son sólo las palabras de Lula lo que ha puesto en guardia a Washington y a sus aliados en Kiev: el principal asesor del presidente para política internacional, Celso Amorim, se ha visto con Vladímir Putin en Moscú, sin pisar todavía Ucrania [ha dicho que irá allí pronto], y lo que es más llamativo, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, fue recibido recientemente en Brasilia con honores, en un viaje que después le llevó a las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Lavrov alabó profusamente a Lula en Brasilia, y dijo que el régimen de Vladímir Putin ve con buenos ojos las propuestas del brasileño de crear un club de paz para negociar el final del conflicto en el que tengan presencia tanto el agresor, Rusia, como su principal aliado, China. Dijo Lavrov a la prensa: «En cuanto al proceso en Ucrania, estamos agradecidos a nuestros amigos brasileños por su excelente comprensión de la génesis de esta situación. Les estamos agradecidos por esforzarse en contribuir a encontrar vías para resolverla».

Reprobación de Washington

El cambio al que Lula, que acaba de volver al poder en su tercer mandato, ha sometido a Brasil en la escena internacional incluso ha provocado algo poco común: una reprobación pública por parte de la Casa Blanca, la cual el brasileño visitó en febrero. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la presidencia estadounidense, John Kirby, acusó a Lula de «repetir como un loro la propaganda rusa y china». [El verbo que Kirby empleó en inglés es ‘parroting’]. Kirby afirmó en una conferencia con periodistas que los comentarios de Lula eran «simplemente erróneos» al «sugerir que EE.UU. y Europa no están de algún modo interesados en la paz, o que compartimos la responsabilidad de la guerra».

Tras los años de confluencia y sintonía total entre Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en Brasil, Lula está abriendo una nueva senda, más cercana sobre todo a China, que visitó hace unos días. Su equipo ha filtrado a la prensa brasileña que el contraste entre los recibimientos en Washington y Pekín no pudo ser mayor, al igual que volumen de acuerdos firmados. La dictadura comunista china ofreció a Lula quince acuerdos con una inversión estimada de 50.000 millones de reales brasileños, unos 9.000 millones de euros. Biden, tras la rutinaria foto en el Despacho Oval, solicitó apenas 500 millones de dólares al Capitolio para el Fondo Amazonia para los próximos cinco años.

Lula con el presidente chino, Xi Jinping, el pasado 14 de abril en Pekín REUTERS

De Rusia, Brasil depende por las importaciones de fertilizante para su vasta producción de materias primas, eso a pesar de las sanciones dictadas contra el Kremlin por EE.UU. y sus socios. Por su parte, China es el mayor inversor en Brasil, además de ser su mayor socio comercial. En 2022, el volumen de transacciones entre ambos países alcanzó la cifra récord de 150.000 millones de dólares. En la balanza comercial, Brasil tiene un superávit de 29.000 millones de dólares. Este fin de semana se supo que la moneda china, el yuan, ha superado al euro en las reservas brasileñas.

Estos cambios económicos de fondo acompañan la muda diplomática de Lula. En su viaje a China, el presidente brasileño dijo: «Es necesario que EE.UU. deje de incentivar la guerra y comiencen a hablar de paz». El 6 de abril, en una conversación con periodistas en Brasilia, dijo: «Putin no puede quedarse con terreno de Ucrania. Puede que ya no discutamos de Crimea [anexionada por Rusia en 2014]. Pero lo que ha invadido ahora, eso se lo tiene que repensar. Y Zelenski tampoco puede tener todo lo que piensa que va a querer».

Lula ha afirmado que el envío de suministros [a Ucrania] supondría la entrada de Brasil en la guerra, y que la guerra que le preocupa es la que su país libra contra la pobreza

No son sólo palabras, sin embargo. Como parte de su propuesta por poner fin a la guerra, Lula también ha retenido el envío de municiones, que Brasil manufactura, a Ucrania, a pesar de las peticiones del canciller alemán Olaf Scholz y del francés Emmanuel Macron. Lula ha afirmado que el envío de suministros supondría la entrada de Brasil en la guerra, y que la guerra que le preocupa es la que su país libra contra la pobreza. [Así describió una conversación entre el francés y Lula el portal UOL].

Caída de popularidad

Según la consultora Datafolha, el Gobierno de Lula apenas suma hoy un 36% de aprobación, una caída de cuatro puntos porcentuales en apenas dos meses. Los que creen que la Administración erra en sus decisiones son 29%, una subida del 9% con respecto al sondeo previo.

En la baja popularidad de Lula en su regreso al poder influyen también sus problemas internos. Recientemente dimitió su ministro responsable de Seguridad Nacional, Marcos Gonçalves Dias, tras haber ocultado que estuvo en la sede de la Presidencia durante el saqueo e insurrección del 8 de enero, sin prevenir el asalto. Su Administración ha tenido que renunciar a un plan para aplicar impuestos a pequeñas importaciones del extranjero por parte de consumidores, después de duras críticas de sus aliados en el congreso.

Y recientemente se ha visto obligado a marcar distancias con el llamado Movimiento de los Sin Tierra, aliado tradicional del Partido de los Trabajadores, en el que milita, después de que este haya intensificado las ocupaciones de tierras que considera improductivas.

Lula también ha demostrado que es dado a meteduras de pata, al afirmar que los libros de economía están por lo general desfasados, criticar al Banco Central de su país por sus metas de inflación y hasta bromear sobre la obesidad de su ministro de Justicia. Sobre un plan descubierto por la policía para atacar al senador Sergio Moro, que fue el juez que le imputó en la Operación Lava Jato, Lula dijo que le parecía «un montaje». Antes había dicho que el tiempo que estuvo preso, se repetía que «todo irá bien cuando pueda joder a ese Moro».

(Con información de ABC España)

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