
En abril de 2022, las sucesivas muertes de su nieta y de su hijo Daniel en relación al consumo de fentanilo y heroína conmovieron al mundo. El escritor no habló nunca públicamente de los hechos, pero la tristeza acompañó la enfermedad que terminó con su vida este martes 30
La muerte de una bebé de 10 meses por sobredosis de fentanilo y heroína bien podría ser el inicio de una novela que explore en los complejos recovecos del alma humana, la caída al infierno de una adicción o en una problemática situación familiar salpicada por vaivenes emocionales de toda clase. Para sumar atractivo, el acusado de homicidio por negligencia podría ser el hijo de un escritor de fama global que, a su vez, ha tocado el tema de las complejas relaciones familiares en varias de sus novelas. Un par de semanas después de ese episodio, el hijo del autor bestseller muere de sobredosis. Si de cajas chinas se trata -así se definió más de una vez como marca distintiva el estilo narrativo de Paul Auster-, la situación familiar que atravesó en la vida real superó cualquier relato de ficción.
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El historial de Daniel Auster con las drogas era de larga data. En 1996 se había declarado culpable de poseer 3 mil dólares que le habían robado a André “Ángel” Meléndez, un presunto narcotraficante que había sido asesinado. Entonces cumplió la pena en libertad condicional. Paul Auster se negó a emitir declaración pública alguna, ni tras la muerte de su nieta Ruby, y tampoco luego del fallecimiento de su hijo Daniel. De hecho, todos estos tristes acontecimientos coincidieron en el tiempo con su enfermedad de cáncer que llevaba padeciendo desde hace siete años.
Ficción y realidad
La obra de Auster abunda en estas cuestiones y ha abordado desde diversas perspectivas, ciertas pequeñas grandes tragedias familiares, descriptas en general con una leve melancolía detrás de la frialdad con que a veces se sucede el relato. La invención de la soledad (1982) describe el vínculo de ausencia con su padre, muerto a los 67 años. Esa repentina muerte sacudió la vida del autor: todas las preguntas pendientes quedaron sin responder. Entonces comenzó a escribir una memoria en torno a una figura que siempre le resultó elusiva. Esa novela apoyada en la memoria, la soledad y las conjeturas de la ficción, habría de introducir su nombre y apellido como escritor relevante del panorama literario mundial. “Era una masa textual informe, pero allí estaban los argumentos de mis primeras cinco novelas. Gracias a la disciplina y la experiencia que adquirí escribiendo La invención de la soledad conseguí convertirlos en La trilogía de Nueva York, El palacio de la luna y El país de las últimas cosas”, repasó sobre aquel momento.
La noche del oráculo (Oracle Night, 2004) resuena hoy junto con la noticia de la detención de su hijo Daniel. Auster le dijo a The Paris Review que la escribió en “un trance”, y que se lee, de hecho, como un sueño que vuelve -como en casi todas sus novelas- con una extraña desorientación y esas telarañas de subtramas que brotan y a la vez, conectan con un sentido superior de entendimiento. Trata sobre dos novelistas de Nueva York cuya escritura es una exploración profunda de sus relaciones personales. Uno de ellos, veterano y frustrado por la vida, Trause, enfrenta los demonios interiores que lo abordan cada vez que entra en acción un hijo adicto a las drogas, hasta llegar a una violenta escena final. El breve prontuario de su hijo Daniel, difundido junto con la difusión de la noticia, coquetea con esa ficción.
“Gran parte de las 16 novelas de Auster caminarán el abismo del ser hijo y del ser padre sin pretender jamás la redención de un vínculo que parece imposible sin una cuota de desgracia”. La frase del premio de novela Alfaguara 2022 Cristian Alarcón, pronunciada durante su discurso laudatio de Auster cuando la Universidad de San Martín le otorgó un doctorado honoris causa (mayo de 2014), cobró inesperada resonancia cuando se dieron a conocer las noticias policiales de alto impacto, en abril de 2022.
La complejidad de las novelas de Paul Aus radica en un misterio intrínseco, que muchas veces ronda grandes temas existenciales como la búsqueda de identidad y sentido personal, en muchos casos desde tramas que coquetean con el relato policial clásico. A lo largo de muchos libros, Auster pulió este tipo de ambivalencia al cruzar existencialismo y novela negra. Como si Raymond Chandler se encontrase con Jorge Luis Borges, seguramente en Nueva York. Detrás de ese particular estilo, subyace la tentación de buscar -de manera recurrente desde hace cuatro décadas- elementos de autobiografía en sus relatos.
(Con información de Infobae)