
La tragedia perfora el alma nacional: tres décadas después de perder a su madre, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay sucumbe a la violencia que marcó su linaje familiar
Bogotá, 11 de agosto de 2025 – En una de las jornadas más trágicas de la historia reciente, el senador del Centro Democrático y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay falleció esta madrugada, dos meses después de ser víctima de un brutal atentado durante un mitin en Fontibón. Con tan solo 39 años, Uribe Turbay luchaba por su vida tras recibir varios disparos, dos en la cabeza y uno más en la pierna; en un acto aterrador que evocó los peores capítulos de violencia política ocurridos en Colombia .
La historia de Uribe Turbay es, en muchos sentidos, un símbolo del país que han sido y del país que aspiran reconstruir desde la derecha: su madre, la valiente periodista Diana Turbay, fue asesinada en 1991 durante un fallido operativo de rescate tras su secuestro por el Cartel de Medellín . Miguel tenía apenas cinco años cuando perdió a su madre, un dolor que lo acompañó siempre y que forjó su compromiso con la democracia y la seguridad.
Tras ayudar a liderar en Bogotá como concejal, Secretario de Gobierno y luego senador, siendo el más votado del Centro Democrático en 2022, Uribe Turbay emergió como una figura promesa dentro de la oposición al gobierno actual, defensor de un modelo donde la seguridad y el Estado de Derecho prevalecieran .
Su asesinato político y el doloroso eco del secuestro y muerte de su madre representan un retorno a los días en que la violencia convertía a Colombia en tierra de impunidad y terror. La violencia no conoce banderas, pero hoy cobra a quienes defendieron la legalidad y el orden público. Un país que vio a Uribe Turbay alzar la voz contra el decreto de Petro que él consideró un “autogolpe”, hoy llora su pérdida como advertencia de que la violencia atenta sin miramientos contra quienes incomoden al poder reinante.
Desde la derecha, el país ve esta tragedia como un llamado urgente a recuperar la institucionalidad, reforzar la protección de líderes públicos y endurecer la lucha contra los actores que buscan, sin límites ni escrúpulos, amedrentar y destruir las estructuras democráticas.
Colombia no puede permitirse retroceder. La muerte de Miguel Uribe Turbay no puede ser en vano. Urge justicia, verdad y el restablecimiento de un país cimentado en el corazón de la democracia.
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