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¿El rechazo del País Vasco a la selección española de fútbol está disminuyendo?

In Deportes
junio 30, 2024

Por mucho tiempo, la región se ha considerado distinta a España y no se interesa por la selección nacional. ¿Puede el equipo de la Eurocopa 2024, lleno de estrellas vascas, llamar su atención?

Red-shirted Spanish fans wave the national flag in the stands.

Miguel Martínez no estaba muy seguro de cómo reaccionar. La noche del lunes, se encontraba afuera de un bar en Bilbao, haciendo caso de vez en cuando a la conversación de sus colegas y con la vista fija en una pantalla de televisión en el bar. Había estado siguiendo con avidez el avance de España en el campeonato europeo de fútbol, dijo, y un viaje de trabajo no iba a interponerse.

Había visto los dos primeros partidos de la selección con su hijo de 13 años, en su casa en Sevilla. La ciudad, dijo, había pescado una severa dosis de fiebre de torneo, una condición que se extiende por Europa cada dos años sin fallar. Los balcones se decoran con banderas españolas. Las calles bullen con camisetas rojas. Los triunfos de la selección nacional han causado celebraciones salvajes.

Hasta donde Martínez podía notar, sin embargo, Bilbao era de alguna manera inmune. Había muchas banderas colgadas de los balcones, pero en apoyo a Palestina o al orgullo LGBT o, más comúnmente, al País Vasco mismo, en la forma de la ikurriña tradicional de la comunidad autónoma. La bandera española ondeaba solo en un puñado de edificios de gobierno.

Martínez estaba muy consciente de la razón de ello. El País Vasco, una región montañosa apretujada contra el golfo de Vizcaya y los Pirineos en el norte de España, se ha considerado a sí misma como distinta del resto del país. Tiene su propio lenguaje, cultura e identidad. La lucha del País Vasco por la autonomía, o incluso la independencia, tiene raíces largas y sangrientas.

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Flags decorate the windows of a sun-dappled building above an open city square where a group of boys is playing soccer.
En Bilbao, las banderas más visibles son las versiones rojiblancas que representan al equipo local, el Athletic, o el estandarte vasco rojiblanco y verde, la ikurriña.Credit…Rory Smith/The New York Times

De modo que se cuidaba de ser respetuoso con sus anfitriones y no ofenderlos. Cuando España anotó temprano en su tercer juego de grupo, contra Albania, él y sus colegas respondieron con una celebración breve y acallada, poco más que una exhalación, en lugar del gozoso desenfreno que habrían desplegado en Sevilla.

Probablemente, dijo, “lo mejor sea ser discretos”. Y agregó que no sabía cómo se sentía la gente de la comunidad con el equipo.

Por años, su ansiedad habría estado bien justificada. Aunque en 1921 España jugó su primer partido de local en San Mamés, el estadio del Athletic Club, el equipo de Bilbao que tiene un apoyo ferviente, el equipo nacional masculino no ha visitado la ciudad desde 1967, lo que parece ser una admisión de que no era un lugar seguro durante los años en que ETA, el grupo separatista vasco, estuvo activo.

En 2014, cuando se anunció que Bilbao sería candidata a hospedar varios juegos de la Eurocopa 2020 —incluyendo tres marcados como juegos de España “en casa”—, un político vasco prominente sugirió que una idea de ese tipo inevitablemente concluiría con “las tanquetas en la calle”.

Al final, la pandemia del coronavirus provocó que Bilbao fuera liberada de sus deberes de anfitriona —fue reemplazada por Sevilla— cuando el torneo retrasado finalmente tuvo lugar.

Se mantuvo una sospecha sobre que cambiar la ubicación a un territorio más transigente fue un alivio para las autoridades: los aficionados del Athletic habitualmente abuchean el himno nacional de España, después de todo. Y Andoni Ortuzar, el presidente del Partido Nacionalista Vasco, dijo durante el torneo que él quería que fuera Inglaterra, no España, quien ganara.

En la superficie, poco ha cambiado este año. Este mes, Aitor Esteban, uno de los colegas de Ortuzar, admitió que no apoyaría a España durante la Eurocopa 2024. Dijo que su selección es la de Euskadi, “no la de España”, dijo.

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Spain forward Nico Williams, in a red jersey and blue shorts, dribbles near two Italy defenders.
El delantero Nico Williams, que juega en el Athletic Club de Bilbao, es uno de los ocho jugadores españoles vinculados al País Vasco.Credit…Manu Fernandez/Associated Press

La ausencia de banderas y camisetas de España en las calles de Bilbao parecería sugerir que muchos otros son de la misma opinión. Para la mayoría de los medios vascos, comentó Joseba Agirreazkuenaga, un profesor de historia del País Vasco, es noticia lo que le pasa al equipo nacional español, pero, añadió, no lo siguen con mucho entusiasmo.

(Un vistazo al quisco de periódicos el día después que España derrotara a Albania confirmó esa evaluación. Los periódicos nacionales llevaban la victoria en primera plana. La mayoría de sus contrapartes vascos solo la mencionaban de pasada).

Para Iñaki Álvarez, sin embargo, quien jugaba al fútbol con sus sobrinos en la Plaza Nueva en el corazón del empedrado Casco Viejo de Bilbao, las cosas son diferentes. “Era más complicado hace 20 años”, dijo. Y añadió que aunque hay personas que apoyan a la selección, hay muchos otros que no lo hacen. Antes, agregó, no se solía ver a nadie con una camiseta de España en Bilbao. Ahora, recalcó, tampoco hay muchos que la usen, “pero si la usas, está bien”. Afirmó que es mucho más tranquilo que antes.

Por ejemplo, el hecho de que Martínez encontrara con facilidad un bar que pasara el juego de España era prueba de eso.

En 2008, según dice la anécdota (posiblemente apócrifa), solo un bar en Bilbao tenía una pantalla grande pasando el encuentro de España con Alemania en la final de la Eurocopa de ese año: Ein Prosit, un café con temática alemana a unos pasos de la plaza Moyua. Estaba permitido pasar el juego, dice la anécdota, bajo el entendimiento tácito de que todos los involucrados querían que Alemania ganara.

Ahora, Martínez y sus colegas tenían como opciones una decena de lugares en Licenciado Poza, una calle que va desde el centro de la ciudad hasta San Mamés, junto con muchos otros en el Casco Viejo.

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Two fans watch a soccer game on a television above the bar where they are sitting.
Para la mayoría de los medios vascos, comentó Joseba Agirreazkuenaga, un profesor de historia del País Vasco, es noticia lo que le pasa al equipo nacional español, pero, añadió, no lo siguen con mucho entusiasmo.Credit…Rory Smith/The New York Times

Dani Álvarez —no emparentado con Iñaki— trabaja como jefe de informativos de Radio Euskadi, un servicio público de radiodifusión vasco. Dijo que el cambio era en gran medida testimonio de una serie de lentos desplazamientos tectónicos en la cultura vasca.

“Hay un legado de los años de horror que pasamos que ha hecho del País Vasco un lugar que da la bienvenida, muy tolerante”, dijo. Pero advirtió que, al mismo tiempo, hay una generación digital que ha crecido “sin que ETA esté activa” y que no entiende por qué sus padres o abuelos quieren que España pierda. Ahora, afirmó Dani Álvarez, muchos jóvenes viven con bastante naturalidad “una identidad doble: es perfectamente fácil para ellos pensarse como vascos y como españoles”.

Pero esto también podría tener relación, admitió, al aire distintivamente vasco de la iteración actual de la selección española. Los dos principales clubes de la región, el Athletic y la Real Sociedad, con sede en San Sebastián, siempre han proveído una considerable cantidad de jugadores para la selección nacional, pero la cosecha de este año es particularmente rica.

Ocho de los 26 jugadores que representan a España en el torneo tienen raíces ya sea en Euskadi —el concepto administrativo del País Vasco— o en Euskal Herria, una región más grande que es hogar espiritual de la cultura vasca. (Un noveno jugador, Robin Le Normand, nació en Francia, pero juega para la Real Sociedad).

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Spain’s coach Luis de la Fuente, in a suit and tie and bathed in sunlight on the field.
Luis de la Fuente, entrenador de España, durante un partido contra Croacia en Berlín.Credit…Dan Mullan/Getty Images

El entrenador, Luis de la Fuente, es de la provincia vecina de La Rioja, pero es vasco en el sentido futbolístico: pasó 11 años de su carrera como jugador en el Athletic, un club que incluso ahora alinea solo jugadores vascos. Esa conexión, dijo Álvarez, ha puesto más difícil para los aficionados no querer que al menos a algunos integrantes de la selección española les vaya bien este verano.

“Jugadores como Unai Simón y Nico Williams no solo son parte del equipo, sino que son los líderes”, dijo, en referencia a dos estrellas del Athletic. “Son referencia del fútbol vasco. Su éxito ayuda a traer renombre internacional al Athletic, a Bilbao. Así que, ¿por qué estarías en contra de un equipo lleno de jugadores que amas?”.

Lo hondo que pueda llegar ese sentimiento, sin embargo, no está claro. Martínez y sus colegas no sufrieron ningún oprobio por celebrar con tacto el gol de España, pero tampoco hubo ningún júbilo estridente por el resultado del juego. “Había personas que querían que España ganara, claro”, dijo Álvarez. Pero agregó que tal vez es algo “más privado”.

Unos minutos después de que el juego España contra Albania terminara, y enviara a España a un partido de la ronda de octavos de final el domingo, una estridente ovación resonó en el Casco Viejo: el tipo de deleite sin restricciones que tiende a indicar que alguien en algún lugar ha pescado fiebre de torneo.

El exabrupto fue rápidamente ubicado en un bar con una pantalla que sintonizaba el otro juego de la noche, el encuentro de Italia contra Croacia. Italia había metido un gol de empate de último minuto, lo que aseguraba su lugar en la siguiente ronda. El grupo de italianos que se había aglomerado alrededor de las pantallas para mirarlo no dudó en dejar que todos supieran lo felices que estaban.

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A soccer goalkeeper dives to his right to push away a shot.
(Con Información  THE NEW YORK TIME ESPAÑOL)
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