
El fallecimiento del maestro colombiano permite recordar sus obras más emblemáticas, que se encuentran en los principales museos y galerías del mundo
En Medellín, Cartagena, Madrid, Barcelona, Lisboa, Londres o Vaduz, el Maestro ha dejado su insigne marca personal: una estatua, un cuadro, unos colores, volumen.
Sus obras tamaño XXL han enmarcado momentos históricos o simples situaciones cotidianas que quedan en la memoria no solo de quienes aman el arte, sino de la mayoría de colombianos.
¿Quién no ha visto un gordo o una gorda de Botero? Ante la pregunta en numerosas ocasiones el artista a aclaraba que “jamás he pintado una gorda”, sino que su obra persigue la sensualidad por medio del volumen.
Infobae recopila las obras más representativas de Fernando Botero. Es cierto que en la mente de la mayoría de personas se cruzan las esculturas del Maestro que habrá visto en algún lugar, como la Plaza de Botero, en Medellín, su ciudad natal. Sin embargo, estas son algunos de los proyectos artísticos más destacados. ¿Los conoce?
Uno de los cuadros más íntimos del artista, Pedrito a caballo, retrata a un hijo del artista que falleció de forma inesperada en 1974 en un accidente vial en España, cuando en la vía de Sevilla a Córdoba un camión sin control los embistió. Pedrito, de 4 años, murió instantáneamente. Botero habría soportado un dolor tan fuerte por la pérdida, que se encerró por meses en su estudio, en París, para pintar un retrato del pequeño. La pintura está expuesta en el Museo de Antioquia. Para Botero esa fue la pintura más sagrada, mencionó en ciertas ocasiones que “una tabla de salvación en medio de los dramas”.
Los obispos muertos, es otra obra de gran trascendencia para el Maestro.